sábado, julio 28, 2007

Renace Sinergia

Pues eso. Se trata de un gran proyecto en el que, humildemente, colaboro y que, les aseguro, merece la pena por su calidad.
Hablamos de ficción especulativa, de realidades conjeturales, de buena literatura, buena e inteligente.
Marquen esta revista electrónica en sus favoritos, entren de vez en cuando a leer sus novedades, no les miento si les digo que no saldrán defraudados.
Enhorabuena Sergio y compañía.

Nueva Sinergia

lunes, julio 23, 2007

Básicos del terror: Los hijos del reino, de T. E. D. Klein

Hay relatos que a uno le hubiera gustado escribir, y no, no hablo de aquellos que son famosos, o de una calidad literaria sin parangón, no. Hablo de relatos que son como uno tiene en la cabeza que se debe escribir cierta historia, que se adaptan al germen de cómo tiene que ser eso del escribir que el aprendiz tiene en la sesera al enfrentarse a la página en blanco.

En este caso les voy a hablar de Los hijos del reino de T. E. D. Klein, narración que aparece en El segundo gran libro del terror, de Martínez Roca.

Hay cosas difíciles de hacer cuando uno se pone a escribir este tipo de historias: la primera es la de transportar a escenarios contemporáneos ideas, historias que beben de una tradición cultural, de una idiosincrasia histórica y estilística muy anterior. La otra es la de hacer aparecer esas ideas como novedosas y no como antigüedades acartonadas, imaginería pulp desfasada y casi risible.

Hablamos de un pueblo viejo, de una nueva concepción mítica del origen del hombre de una raza maldita desde los tiempos remotos, castigada por los dioses… todo con un aire muy lovecraftiano, muy bizarro.

Hablamos de una ciudad, NuevaYork, vista desde una perspectiva diferente, una ciudad oscura, de rincones inesperados, con secretos.

Hablamos de cómo mezclar ambas ideas sin caer en un relato pulp e infantil. T.E.D. Klein nos conduce por las calles de la Gran Manzana con mano firme, enseñándonos esos rincones ocultos donde la oscuridad es capaz de irrumpir para destrozar el precario equilibrio de creencias que nos ssustenta, donde el pasado más fantástico, increible y perverso mantiene su perversidad y se despoja de cualquier viso de fantasía para aterrorizarnos con su realidad más funesta y malévola:

El reto de hacer creíble lo increíble, de sembrar la duda, la piedra de toque de cualquier autor, es eso de lo que hablamos, es eso lo que vemos y agradecemos al terminar de leer el relato.

Lean , déjense llevar por la aparente ironía del escritor, que parece que no se crea ni él mismo lo que insinúa… hasta que lo mejor es dejar de reírse; déjense llevar a un final sutil, sin paroxismo, uno de esos finales que explotan minutos después de haber terminado la lectura, como esos viejos vinos: que ofrecen lo mejor segundos después de haberlos bebido, cuando saboreamos el poso que ha quedado en nuestro paladar.

Lean, lean, y no olviden revisar esos rincones olvidados en el sótano.

jueves, julio 12, 2007

Cazador de mentiras, de David Jasso y Santiago Eximeno

Cuando uno hace una reseña de la obra de un amigo, de un conocido, tiende a aplicar un rasero más flojo y permisivo que si de la obra de un consagrado desconocido se tratase. Espero que no sea este el caso con Cazador de mentiras de David Jasso y Santi Eximeno.

Nos encontramos con terror nacional y bueno, encima.

El libro asume las ventajas e inconvenientes de su propia concepción y realización a cuatro manos.

Lo malo, para dejar el buen sabor de boca al final, es la desigualdad entre diversos capítulos y sobre todo, la necesidad de profundizar algo más en los personajes, dotarlos de algo más que de un conjunto de acciones y reacciones, dotarlos de una vida, de un fondo creíble que nos ayude a conectar con ellos. Creo que es el principal defecto, y probablemente único que tiene la obra: unos personajes algo planos y en número excesivo. El hecho de que algunas partes muy concretas, algunas descripciones, se me hayan alargado, inflado en demasía, es tan sólo una valoración de gusto personal, que otros pueden ver como una virtud.

Y ahora lo bueno.

No hay nada que envidiar a la imaginación extranjera que domina el mercado editorial. Aquí se crea fantasía, terror, ficción de la buena. Este es un ejemplo: un libro de lectura rápida, no por vacío, o por insustancial, sino porque se le ha sabido dotar de un fantástico ritmo narrativo general. El hecho de que se haya escrito, como he dicho a cuatro manos, hace que cada capítulo sea casi un ente independiente, con la virtud del relato corto de atrapar al lector cuando está bien escrito, y estos lo están.

El planteamiento argumental es inteligente y original… un pueblo que aglutina a unos personajes dispersos, un pueblo que es origen y foco de algo monstruoso. Quizá el protagonista del relato debiera ser Certeza, y no el monstruo, el cazador de mentiras. Un ser arcano, misterioso, terrible e implacable; un ser con un solo objetivo: el castigo.

Un argumento bien acabado, bien escrito, original y de calidad… una buena apuesta.

Sí, amigos y amigas, vayan corriendo a comprar su ejemplar. Merece la pena.

A la limón de esto último, ya sé que quizá haya una oferta literaria de terror de origen extranjero que, por razones publicitarias, de calidad, de lo que sea, se nos haga más aparente y atractiva que la nacional. Pero debemos dejarnos de provincianismos. Todos queremos, deseamos, un fondo narrativo, un conjunto de escritores nacionales consolidados y de calidad, y para eso debemos fomentar la publicación de su obra, arriesgarnos a ir a la librería y decidirnos por esas obras antes, o quizá junto a esas otras contemporáneas, ‘de afuera’… que, sea dicho, últimamente han bajado en calidad de una forma abrumadora. Aquí los hay, sólo hay que darles una oportunidad.

Cazador de mentiras es un buen inicio

Saludos y lean…lean, y cuidado; una mentira se le escapa a cualquiera.

Enhorabuena David (y Santi, claro), ya te contaré más en la tertulia... y tú podrás cortarme las orejas

domingo, julio 08, 2007

El ángel negro, de John Connolly

Ya he alabado las virtudes de este novelista en una entrada anterior. De nuevo retomo el tema, esta vez particularizando en su última creación publicada en España: el ángel negro.
Nos hallamos sin duda ante una novela de terror. Así como en las anteriores obras de la serie dedicada al investigador privado Charlie Parker la parte 'negra' de la trama dominaba, en esta última lo sobrenatural se convierte en el centro de esa trama, en el origen y destino, siendo la parte policíaca secundaria. A destacar las referencias históricas que salpimentan los capítulos, espléndidas, a algunos quizá les puedan parecer gratuitas, pero, en mi opinión, clarificadoras; pequeñas islas sobre las que echar pie , descansar, tomar aire para seguir la narración.
A través de las cinco obras de la serie el fondo sobrenatural había ido tomando importancia, hasta llegar al desenlace al que hacemos referencia: un personaje obsesionado por la muerte, el pasado, por la redención: un protagonista inmerso en un mundo de fantasmas y mal.
Por que la obra de Connolly es un a obra dedicada al mal, a definirlo, a mostrarlo sin ambages, sangriento, cruel, gratuito y destructivo. Parker es el adalid de un bien extraño, con sus propias reglas, un bien que a veces bebe de ese mismo vicio que quiere combatir, un adalid sobre el que convergen infinitas corrientes siniestras, un ser trágico cuyo destino es ayudar a quien no puede ser ayudado ya, un hombre continuamente enfrentado a un mal camaleónico, omnipresente.
Sí , sin duda nos encontramos leyendo una novela de terror, de miedo, una novela que nos muestra la cara oscura del universo, las fuerzas del infierno desatadas. Connolly sabe gravitar entre la afirmación total de un mal más allá de lo humano, y otro, puramente humano, habitual, urbano... entreteje su narración hilando el argumento con ambos hilos, ambos extremos deºla misma madeja, tejiendo un lienzo de sangre, crueldad, desamparo, instinto y redención.
La verdad es que, quien quiera leer a Connolly y su obra de Parker, debería hacerlo comenzando por el principio de la serie y siguiendo la trama, siguiendo la maduración del personaje, de aquellos que conforman el estupendo e importante elenco de secundarios.

Lean, lean... sin desperdicio nalguno

martes, julio 03, 2007

Básicos del terror: Chickamauga, de Abrose Bierce

Hay una forma de relato de miedo que no parece serlo, un relato en el que lo terrorífico no apremia, donde no es más que una premonición incierta que late en nuestro cerebro conforme avanzamos la lectura, un terror que sólo se manifiesta como tal en ese último párrafo feroz y despiadado.

Hay autores que no hacen concesiones al lector, creadores que desangran, que rasgan y mutilan nuestras encandiladas e inocentes almas con el arado de la pluma, con una visión del mundo negra, amarga y sin indulgencia.

Ambroce ‘Bitter’ Bierce es, sin duda el abanderado de esos escritores crueles, de esos autores que manejan el terror desde una perspectiva ajena a todo lo sobrenatural y sin ambargo logran pulsar la nota adecuada que nos conmueve y desestabiliza. Bierce, en una visión primeriza y simplona, es el maestro de la ironía macabra, del sarcasmo cruel, sin embargo debajo de todo su obra flota una agudeza brutal en la percepción de ese lado de la vida oscuro y diabólico que es inherente al ser humano, su brutalidad, su pérdida en el océano del instinto, la relación con un universo amoral y por momentos cruel y certero.

Chickamauga

En este relato encontramos definida la pérfida y precisa visión del mundo de Bierce. Donde lo alegre, lo infantil, lo virginal y puro sucumben ante una realidad poderosa, donde la casualidad no es tal, sino un bien tejido sendero que el destino recorre sin compasión.

Uno lee los relatos de Bierce y termina por volverse un desconfiado del universo, del mundo entero, un desconfiado y paranoico que no para de buscar de dónde va a surgir la desdicha, el giro cruel.

Lean a Bierce, lean Chickamauga o cualquiera de sus cuentos. Encontraran una nueva y escalofriante vertiente del terror.

Abducidos

No se asusten, por favor, no se me marchen. No voy a hacer publicidad de las pseudociencias y demás magufos paranormales. No, tan sólo les quiero hablar de la serie Abducidos, (Taken). Dicha serie ha sido producida por Steven Spielberg, lo cual implica de partida un cierto marchamo de calidad.

Esta recorre a través de cincuenta años de peripecias las vidas entrelazadas de tres familias, la familia de un abducido en la segunda guerra mundial, la familia de una ‘contactada’ que se queda embarazada de un alienígena y, por último, la familia del militar de las fuerzas aéreas que se esfuerza en desentrañar a cuaqluier precio a qué han venido nuestros amigos de ahí afuera.

La serie hace a lo largo de sus diez capítulos un repaso de lo que ha sido el fenómeno ovni en Estados Unidos, explorando hipótesis, exponiendo hechos de la historiografía de la ‘investigación’ ufológica. La serie se decanta por una determinada interpretación: los ovnis son reales, están tripulados por seres extraterrestres y vienen, se nos llevan, experimentan con nosotros con un determinado y oscuro fin, que sólo se desvela al final de la serie.

Es obvio que hablo de calidad técnica de la serie, de su buena ejecución, de su espléndido guión, el dibujo fino y profesional de los personajes, sus espectativas, motivos y necesidades. No hace falta ser un fanático enfebrecido, ni siquiera un aficionado tímido, ni tampoco un tipo sensato que no crea en esas cosas; todos, todos pueden ver y disfrutar de esta serie. Hasta el descreído más recalcitrante, tan sólo se trata de ficción, de una elucubración fantástica bien orquestada.

La verdad es que, personalmente, soy bastante reacio a pensar que nos visiten seres de otros mundos (al menos, dejando la puerta algo abierta, de esa manera), reacio al fenómeno ovni en sí, y que conste que poseo la certeza del converso, pues, en mi juventud, mordí del árbol prohibido. De aquellos años de curiosidad me queda un poso amable, una gran desconfianza y lo mejor: pervive una total curiosidad frente a este fenómeno y todo lo que sucede alrededor, curiosidad hacia la parte, llamémosla, sociológica, psicológica del asunto.

Me fascina ver cómo y porqué algunas personas creen a pies juntillas en estos hechos, como son capaces de centrar su vida en ellos, manipularla, desvirtuarla… o quizá crearla. A veces pienso que no es sino otra forma de creencia, de fe, de la necesidad de algo trascendente que nos supera, nos engloba, nos da sentido. En otras, un escenario que algunos espíritus débiles usan como medio de autodestrucción; en demasiadas, un perfecto cuento con el que medrar económica y/o socialmente.

Bueno, lo dicho, si pueden echarle mano, vean Abducidos.